Mujer Clorindense es la primera Bombero en manejar el camión de 43 toneladas Aeroparque .





Claudia Acosta es oriunda de Clorinda nunca viajó en avión. En realidad, jamás había entrado a un aeropuerto. La primera vez fue cuando se alistó en el escuadrón de bomberos de la Policía Federal que opera en el Aeroparque Jorge Newbery. Ese mundo de vehículos amorfos y bien iluminados que llevan maletas y remolcan aviones le llamó la atención. Pero la sorpresa llegó cuando vio los camiones para emergencias aeronáuticas Oshkosh: máquinas de seis ruedas y 43 toneladas que alcanzan los 120 kilómetros por hora en 30 segundos. Entonces decidió hacer algo que ninguna mujer había hecho en la Argentina: sacar la licencia profesional para manejar uno de ellos.
"Desde que llegué al cuartel me enamoré de estos camiones. Los vi y no lo podía creer. Yo vengo del norte, estas cosas son nuevas para mí. Miden 3,45 metros de alto, 3,10 de ancho, son muy llamativos", dice Acosta. Ella nació en Clorinda, Formosa, tiene 28 años y dos hijos (Maia de 9, Fabrizzio de 6) y está casada con Fernando Gacitúa. "Subite que te muestro cómo se maneja", dice sonriente mientras tira de la manija que está a la altura de su pecho.


Acosta describe con detalle el camión: "Este es el panel estructural para poder trabajar. Acá te indica la capacidad del tanque, las luces de emergencia, los ventiladores. Este es el botón para acoplar la bomba de agua, de espuma o el polvo. Antes de llegar a la emergencia, ya conecto la bomba. Este camión, a diferencia de otros, puede tirar agua mientras estamos en movimiento, entonces cuando seguimos a un avión que aterriza, por ejemplo, con fuego en una turbina, podemos combatirlo antes de que frene del todo".
La cabina parece flotar unos metros por delante de las ruedas. Adentro hay cerca de 50 botones, con sus luces blancas que cambian a verde y a violeta. Frente al volante hay cinco tacómetros, en el centro dos palancas tipo joystick para mover los cañones de agua y espuma, dos pantallas, cuatro asientos, radios, ventiladores y más palancas.


Algunos botones generan ruidos, vibraciones. Como el que se usa para encender la bomba. Al apretarlo, un sonido, que empieza grave y termina agudo, envuelve la cabina acompañado de un leve temblor que indica que los 11.136 litros de agua y 1590 de espuma ya están al alcance de su mano. Carga que podría dispersar sobre un avión en llamas en solo tres minutos.
Aunque en su familia no hay bomberos, ella siempre tuvo la vocación de salir al rescate cuando alguien lo necesitara. "Siempre quise ser parte de alguna institución como la Policía Federal. Mi marido es policía, él me transmitió el amor por este uniforme y hoy todo se lo debo a esta institución en donde nunca me han negado nada y me dieron la oportunidad de sacar esta licencia. Acá el jefe siempre te facilita las cosas".

Cuando dice "el jefe" se refiere a Ángel Antonio Sciancalepore, comisario de la División Cuartel Aeroparque Jorge Newbery de la Policía Federal, un hombre con 32 años en la fuerza. "Para mí es un orgullo, y para la fuerza también lo es, el hecho de que Acosta maneje el camión. Tengo la suerte de ser yo el jefe del primer cuartel en donde una mujer maneja estos camiones. Pero también se podría haber dado en cuarteles de otros aeropuertos. En la policía los hombres y las mujeres trabajan de igual a igual", afirma Sciancalepore.
Los camiones y las distintas herramientas de rescate están popularmente asociados con los hombres, aunque Sciancalepore destaca que, si bien siempre las mujeres tuvieron un rol importante en la Policía Federal, en los últimos años muchas se animaron a ir por más. "Con la evolución que hubo en los últimos años, y gracias al empoderamiento de las mujeres, ellas ahora se anotan para puestos que, tal vez, antes no se animaban". En el caso de Acosta, que entró a este cuartel en 2016, primero trabajó en la sala de alarmas, luego fue parte de la dotación de 15 bomberos y ahora, conduce.
Para mí es un orgullo, y para la fuerza también lo es, el hecho de que Acosta maneje el camión
Ángel Antonio Sciancalepore
El curso para manejar el camión Oshkosh es largo y complejo. Además de necesitar la licencia profesional para manejar vehículos de ese porte, también hay que rendir un examen para medir el nivel de destreza del bombero al momento de operar los cañones y las decenas de botones que ellos llaman panel estructural.
También deben aprender las distintas maneras de enfrentar el fuego. Si el incendio no penetró el fuselaje pueden disparar un chorro directo para extinguir las llamas, pero cuando está comprometida la cabina, el camión utiliza lo que llaman "el aguijón". Se trata de un brazo ubicado en la parte superior del Oshkosh que lanza agua en distintas direcciones para lograr un efecto envolvente sin un impacto directo que pueda lastimar a un pasajero que esté en la vía de escape.
"El aguijón tira una especie de lluvia para proteger la evacuación. Lo que vos tenés que procurar es asegurar la vía de escape. La tripulación de abordo guía a los pasajeros por el lateral que tienen que evacuar y la gente de la dotación se enfoca en ese sector tirando agua y espuma", explica Sciancalepore.
Por el momento, Acosta nunca asistió a una emergencia aeronáutica donde hayan tenido que desplegar todas las bondades del Oshkosh, aunque sí tuvieron varias Alertas 2: "Este tipo de alerta es cuando un avión avisa a la torre de control que viene con algún problema. Entonces nosotros ya nos posicionamos en pista para estar preparados. Por suerte, de todas las que hubo, los aviones terminaron aterrizando sin problemas", dice.
Cuando piensa en su presente, Acosta asegura: "Estoy muy feliz. Ahora mi hijo quiere ser bombero. Una vez vino a visitarme al cuartel y me preguntó: ¿Mamá vos manejas esto? Sí, hijo, le respondí, yo tampoco lo puedo creer", dice el medio nacional .







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