El ex diputado provincial Carlos Cantón, quien ayer prestó declaración en el Juzgado Federal de Formosa por el hecho en el que se lo imputaba por trasladar a ciudadanos chinos de manera ilegal, contó cómo fue que lo contactaron para llevar a estas personas y qué hizo al enterarse que no tenían papeles.
Carlos Cantón, quien fuera diputado provincial por la UCR y que luego se retirara para dedicarse al transporte público de pasajeros, dialogó con medios de capital para contar los pormenores del caso en el que se lo investiga por haberse encontrado que trasladaba a cuatro ciudadanos chinos que no tenían el sello de ingreso al país. Se lo imputó por trata de personas.
“Lo que me pasó a mí le puede suceder a cualquier remisero. Trabajamos levantando gente de la ruta, de distintos lugares y no es costumbre pedir los documentos. A mí me contactó una persona el viernes a la mañana (de la semana pasada) y me pidió presupuesto para trasladar a unas personas a Resistencia; jamás lo había visto hasta entonces. Le pasé el presupuesto y le hablé a mi chofer acompañante para que me acompañe”, comenzó diciendo el ex legislador.
Una vez que llegó hasta la estación de servicio de Clorinda donde habían quedado para encontrarse, vio que llegó un remis que traía a cuatro personas orientales. “Yo le pregunté si tenían los documentos y el remisero me aseguró que traían sus pasaportes. Así que no me hice drama y seguí adelante”.
Según prosiguió con su relato, ya en la ruta, las personas –que no hablan ni español ni inglés, según parece- le indicaron que querían ir al baño. “Nos acercamos hasta una estación de servicio cerca de Mansilla y ahí se bajan. Pero nos llamó la atención porque se bajaron a las corridas y volvieron igual. Yo lo miré a mi chofer acompañante y me pareció raro. Entonces, a través de gestos, les pido sus documentos. Uno de ellos me lo pasa y ahí controlo los pasaportes y noto que no tenían el ingreso al país. Le digo a mi chofer que debíamos volver porque si no nos podíamos meter en un problema. Incluso en un momento determinado pensé en dejarlos en la ruta o entregarlos en algún control de Gendarmería. Pero uno nunca sabe. Así que les explico que teníamos que volver. Una vez ya en Clorinda, faltando escasos cien metros para llegar a la estación de servicio donde los había recogido; una camioneta verde, sin identificación se nos cruza y nos hace señas para que nos paremos al costado de la ruta. Al bajar los ocupantes veo que son de Prefectura pero primero pensé cualquier cosa, hasta creí que eran borrachos”.
Los uniformados se acercaron hasta el vehículo y le preguntaron por los papeles. “Pídaselos a ellos”, les dijo y procedieron a controlarlos. “Ahí nos piden si nos podíamos acercar hasta la sede de Prefectura en Pilcomayo y los acompañamos. Trajeron los canes antidrogas y gracias a dios no encontraron nada; porque tampoco revisé ni sabía qué podían traer en sus bolsos los chinos. Nos llevan a mí y a mi chofer aparte y nos ponen las esposas. Nos dicen que por orden del juez estábamos detenidos. Mientras los chinos estaban ahí de lo más tranquilos, chateando y hablando por teléfono”.
Ayer al mediodía, Carlos Cantón recuperó su libertad tras casi una semana detenido en la sede de Prefectura en Puerto Pilcomayo, tras declarar en el Juzgado Federal de Formosa. La causa que se le imputó es por el delito de trata de personas, según indicó.
Ahora resta saber quién es la persona que lo contactó y es fundamental conocer el testimonio de los ciudadanos chinos –quienes siguen retenidos en Pilcomayo- a la espera de un traductor que ya fue solicitado formalmente a la Embajada de China en Buenos Aires.
Carlos Cantón, quien fuera diputado provincial por la UCR y que luego se retirara para dedicarse al transporte público de pasajeros, dialogó con medios de capital para contar los pormenores del caso en el que se lo investiga por haberse encontrado que trasladaba a cuatro ciudadanos chinos que no tenían el sello de ingreso al país. Se lo imputó por trata de personas.
“Lo que me pasó a mí le puede suceder a cualquier remisero. Trabajamos levantando gente de la ruta, de distintos lugares y no es costumbre pedir los documentos. A mí me contactó una persona el viernes a la mañana (de la semana pasada) y me pidió presupuesto para trasladar a unas personas a Resistencia; jamás lo había visto hasta entonces. Le pasé el presupuesto y le hablé a mi chofer acompañante para que me acompañe”, comenzó diciendo el ex legislador.
Una vez que llegó hasta la estación de servicio de Clorinda donde habían quedado para encontrarse, vio que llegó un remis que traía a cuatro personas orientales. “Yo le pregunté si tenían los documentos y el remisero me aseguró que traían sus pasaportes. Así que no me hice drama y seguí adelante”.
Según prosiguió con su relato, ya en la ruta, las personas –que no hablan ni español ni inglés, según parece- le indicaron que querían ir al baño. “Nos acercamos hasta una estación de servicio cerca de Mansilla y ahí se bajan. Pero nos llamó la atención porque se bajaron a las corridas y volvieron igual. Yo lo miré a mi chofer acompañante y me pareció raro. Entonces, a través de gestos, les pido sus documentos. Uno de ellos me lo pasa y ahí controlo los pasaportes y noto que no tenían el ingreso al país. Le digo a mi chofer que debíamos volver porque si no nos podíamos meter en un problema. Incluso en un momento determinado pensé en dejarlos en la ruta o entregarlos en algún control de Gendarmería. Pero uno nunca sabe. Así que les explico que teníamos que volver. Una vez ya en Clorinda, faltando escasos cien metros para llegar a la estación de servicio donde los había recogido; una camioneta verde, sin identificación se nos cruza y nos hace señas para que nos paremos al costado de la ruta. Al bajar los ocupantes veo que son de Prefectura pero primero pensé cualquier cosa, hasta creí que eran borrachos”.
Los uniformados se acercaron hasta el vehículo y le preguntaron por los papeles. “Pídaselos a ellos”, les dijo y procedieron a controlarlos. “Ahí nos piden si nos podíamos acercar hasta la sede de Prefectura en Pilcomayo y los acompañamos. Trajeron los canes antidrogas y gracias a dios no encontraron nada; porque tampoco revisé ni sabía qué podían traer en sus bolsos los chinos. Nos llevan a mí y a mi chofer aparte y nos ponen las esposas. Nos dicen que por orden del juez estábamos detenidos. Mientras los chinos estaban ahí de lo más tranquilos, chateando y hablando por teléfono”.
Ayer al mediodía, Carlos Cantón recuperó su libertad tras casi una semana detenido en la sede de Prefectura en Puerto Pilcomayo, tras declarar en el Juzgado Federal de Formosa. La causa que se le imputó es por el delito de trata de personas, según indicó.
Ahora resta saber quién es la persona que lo contactó y es fundamental conocer el testimonio de los ciudadanos chinos –quienes siguen retenidos en Pilcomayo- a la espera de un traductor que ya fue solicitado formalmente a la Embajada de China en Buenos Aires.
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